martes, 27 de abril de 2010

¿Responsables moralmente?


Recientemente en Guatemala se presentó el caso de un muchacho de 13 años que asesinó a una mujer. Al ser capturado declaró que antes ya había muerto a ocho personas más. Sin embargo esto no es un caso único.

Si buscamos en los archivos encontramos que no es infrecuente que jóvenes adolescentes cometan homicidios. Esto no sucede solo en países pobres como Guatemala. Determinar las causas de estas conductas es difícil si no imposible, ya que normalmente tales conductas son resultado de múltiples condiciones. Algunas condiciones son personales, otras familiares y finalmente otras del ambiente social.

¿Qué hacer con estos jóvenes asesinos, casi niños asesinos? ¿Es justo aplicarles penas como si fueran adultos? ¿Son moralmente responsables de sus actos? ¿A qué edad se adquiere la capacidad de reconocer lo bueno y lo malo?

Por desgracia no hay un consenso sobre estas preguntas. La ley establece la edad en la que los individuos adquieren capacidad de ser imputables penalmente. Sin embargo, la edad en que se adquiere la capacidad de imputación moral no está definida de la misma manera. Probablemente jamás será posible definirla de una manera tajante.

Roberto Blum

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Independientemente de las causas, que francamente desconosco, queda claro que tenemos derecho a defendernos de esos jovenes. Es como cuando nos ataca un tigre en la selva, uno tiene derecho a preservar su vida y no tiene que andar con contemplaciones por el hecho de que esta determinado por su naturaleza a ser un animal salvaje.
De todas formas, no creo que se trate de algún tipo de "determinismo" el libre albedrío siempre está aunque existan factores que influyan sobre el sujeto para actuar contra el prójimo.

Roberto dijo...

defendernos, sin duda. Pero que hacer con un muchacho de 13 años que no tiene plena conciencia de sus actos, que no tiene educación, que ha crecido en una situación terrible de la que el mismo no es responsable.

La sociedad tiene que decidir si lo que quiere es 1. alejarlo (tenerlo separado) para que no vuelva a cometer delitos, 2. vengarse de esas conductas que nos injurian, 3. castigarle para que no vuelva a cometer esos actos, o bien 4. reeducarlo para convertirlo en un ciudadano decente.

Para la Iglesia católica se consideran los 7 años como el inicio de la responsabilidad, para los judíos son los 13 años los que determinan su inicio en la vida adulta, políticamente son los 18 o los 21 años, y según los neuropsicólogos no es sino hasta después de los 25 que el individuo adquiere una cierta madurez neurológica, emocional y moral.

Es muy fácil satanizar a estos individuos, pero nosotros debemos considerar no solo nuestra defensa sino sin dudad las circunstancias que los han llevado a convertirse en criminales.