domingo, 28 de febrero de 2010

Ansia de eternidad


Nuestro cerebro, un órgano de apenas kilo y medio contiene cien billones de neuronas, cada una conectada de mil maneras diferentes con sus vecinas. Cada instante de nuestra vida consciente, hay cien trillones de rutas por las que pueden circular nuestros pensamientos y emociones. Podríamos estimar, dado el enorme número de nuestros estados mentales posibles, que nunca seremos capaces de pensar todos los pensamientos ni sentir todas las emociones que la complejidad de nuestro cerebro permite.

Así podríamos hacer nuestra una pregunta paralela a la que hace Jody Foster al final de la película “Contact,” ¿Acaso tal capacidad y complejidad de nuestro cerebro no será un absoluto desperdicio dada nuestra limitación temporal? Quizás por ello es que tenemos el ansia de eternidad.

Roberto Blum

2 comentarios:

EB dijo...

Puede ser que no cada persona particularmente puede aprovechar todas esas neuronas pero por eso probablemente hay una multitud tan variada de sentimientos, ambiciones, realizaciones entre los seres humanos. En vez de hablar de eternidad gocemos ahora mismo la diversidad y complejidad que nos rodea.

Roberto dijo...

Eso es lo mejor que podemos hacer aquí y ahora, pero no podemos simplemente quedarnos en eso.

Creo que nuestra misión es trabajar mediante la ciencia y la tecnología para alargar la vida personal y alcanzar la inmortalidad.

Si como dice la Biblia, antes comimos del árbol de la ciencia y por eso morimos, comamos ahora del árbol de la vida para ser inmortales como los dioses.

Esto ya esta a nuestro alcance como lo plantea Kurzweil.