¿Babel o Burj Khalifa? El relato de Babel se recoge en Génesis, 11, 1 y ss. Hallado el lugar que consideraron adecuado, se dijeron: “Vamos edificarnos una ciudad y una torre, cuya cúspide toque los cielos y nos hagamos famosos, por si tenemos que dividirnos sobre la haz de la tierra”. A pesar de que Dios los confundió (Gén 11, 7) por su orgullo, pareciera que la historia sigue repitiéndose: tocar el cielo, llegar a ser famosos… Atrás quedaron la Sears Tower de EE. UU., las Petronas Towers de Malasia, el Shanghay World Financial Centre de China, la Taipei 101 de Taiwán… ¿Qué es lo que le ocurre al hombre? ¿Se trata de orgullo o simplemente de añoranza? ¿Se siente soterrado o desterrado? ¿Dónde está su verdadera patria? ¿Qué tiene que ver este afán de altura con la colonización de la Luna y de Marte, por ejemplo?
Amable Sánchez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Recuerdo que alguna vez me enseñaron que el hombre que no ha intentado imitar a los dioses no merece ser hombre. Nuestra vocación como hombres es ir más alto, más rápido, más lejos. Nuestro destino es el infinito. No podemos descansar hasta no llegar al punto “omega” teilhardiano.
La torre Khalifa de Dubai es solo un paso más. Sin duda debemos seguir en la ruta que se inicio en el mítico Babel. Sigue la colonización de la luna, la terraformación de Marte, la construcción de las esferas Dyson y al final el poblamiento del universo entero. Todavía nos queda mucho por hacer.
Publicar un comentario