Tanto ha querido a veces el hombre ensalzar su racionalidad, y actuar en consecuencia, que ha terminado cayendo en la irracionalidad. Es ésta una prueba más de que los extremos se tocan. Si, en vez de concebirse y definirse como “animal racional”, se hubiera concebido y definido como “animal razonable”, seguramente al mundo y a la especie humana les hubiera ido mucho mejor.
Amable Sánchez
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