Los padres son los únicos responsables de educar a sus hijos y de escoger la educación que quieren para ellos, incluida la educación sexual. De acuerdo: hasta ahí vamos bien. El Estado no tiene ningún derecho ni autoridad para meterse en este asunto ni en otros. Parece que seguimos bien. Pero la Iglesia tampoco tiene el derecho ni la autoridad que le niega al Estado. Y ahí ya empezamos a estar mal. Se trata de sinceridad, de coherencia y de lógica. De una sinceridad, una coherencia y una lógica que la Iglesia –mejor sus autoridades– parece no tener. La libertad del hombre hay que entenderla de manera tan radical que al que se empeñe en condenarse hay que permitirle que se condene. ¿Qué ley hay, por ejemplo, que condene al suicida? ¿Cómo?
Y, sin embargo, la cosa no es tan simple. Porque ¿cuántos padres están suficientemente educados para educar a sus hijos? ¿Cuántos son capaces de educarlos en la línea del proyecto de cada hijo en concreto, y no del suyo propio?
Acabo de leer una sensata columna de Juan Callejas Vargas, publicada en la Prensa Libre de hoy (12 de noviembre del 2009). Termina así: “Para quienes quieran ver el nivel de contenido que en la Biblia cristiana se concede al sexo, no dejen de acercarse al libro del Cantar de los Cantares, el cual puede leerse en sentido literal; es decir, como una colección de cantos eróticos que celebran el amor humano protagonizado por un hombre y una mujer. ¿Quién ha hecho de lo bello y humano del sexo un tabú?”. Añadiré solo esto: se trata de un libro canónico, porque la Iglesia así lo ha querido. Pero en él no aparecen ni el Estado, ni la Iglesia, ni siquiera la palabra Dios. ¿Qué tal?
Amable Sánchez
jueves, 12 de noviembre de 2009
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3 comentarios:
Hace un par de semanas en la Revista Domingo, Prensa Libre, se publicó el comentario de Mario Vargas Llosa "El fín del Erotismo".
Refiere como la educación y la civilidad rompen el mero instinto sexual incorporando elementos de fineza y consideración que humanizan la relación.
Por su parte, es evidente que la moda de los adolescentes y jóvenes, en su vestimenta y liberalidad hacia el sexo requiere de un contrapeso para dar espacio a métodos de prevención de embarazos precoces y contagios. Por supuesto quienes adquieren convicciones suficientes de sus padres no requieren esos apoyos.
¿Tienen derecho los padres de enseñarles a sus hijos cualquier cosa que se les ocurra? No lo creo. El derecho de los padres a educar a sus hijos no puede ser absoluto. ¿Esas enseñanzas van a dañar a otros? Los padres no tienen derecho de impartir tal educación. ¿Educarlos para ser "fundamentalistas" cristianos o musulmanes? No hay derecho por mas que los padres crean estar en lo correcto. ¿Tienen derecho los padres dejar en la ignorancia a sus hijos en temas como la sexualidad? No. Entonces la pregunta es ¿que hacer?, ¿quien tiene la obligación de hacerlo?
Me ha parecido siempre interesante que el conocimiento sea trasmitido de generación a generación, de persona a persona, de ciencia a ciencia. Considero que informarse y conocer acerca del tema sexual no está reñido con conocer acerca del aspecto amoroso de tal acto. Si consideramos que los animales tienen sexo con fines reproductivos, y ninguno de los animales que conocemos han reportado afectos pertinentes al sexo de índole amorosa racional, como asumimos hacemos los hombres, podemos decir que no somos animales juntándonos con fines de reproducción.
Ser racionales admite conocer (o es paralelo a), así como nos permite ser libres y responsables del conocimiento y de lo que con el mismo hacemos.
Duda: quién(es) debe (n) enseñar a aquellos que no tienen posibilidad directa de adquirir el conocimiento vía padres (núcleo primario de apoyo y formación)?
Para avanzar alquien debe dar el primer paso.
Saludos, Andrea.
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