En este juego, un jugador recibe una cantidad de dinero pero debe ofrecer una parte al otro jugador. Si el segundo acepta la cantidad ofrecida, cada uno se queda con la cantidad pactada, el primero con el total menos la cantidad ofrecida al segundo y el segundo con la parte aceptada.
Si el segundo no acepta la oferta, ninguno de los dos obtiene nada.
En casi todos los casos, una oferta de menos del 30 por ciento no es aceptada. Esto se ha comprobado en diversos países, entre diversas cohortes y géneros y aun cuando se trata de diversas cantidades de efectivo.
Este juego demuestra que para los humanos la equidad es importante, más importante que obtener cualquier cantidad. Estrictamente parecería ser que no somos perfectamente racionales. La equidad y la justicia nos mueven más que una determinada ganancia no equitativa.
Roberto Blum
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