Existe el centro ideal –cada uno tiene el suyo–, pero no el centro real. La vida suele ser un ejercicio de equilibrio entre deslices y deslizamientos: si presumes de ser muy de derecha, es posible que acabes de darte la mano con la izquierda. ¿Cómo lograrás justificar entonces tu postura?
Amable Sánchez
lunes, 24 de agosto de 2009
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