miércoles, 12 de agosto de 2009

Decíamos ayer… (5)


¿Puede cansarse un diputado? Puede cansarse si ha trabajado como la ley manda. ¿Le puede dar sueño a un diputado? Puede darle sueño si se ha desvelado como y por lo que la ley manda? ¿Puede acostarse a dormir y a descansar un diputado? Puede hacerlo como la ley manda. Todos podemos hacerlo. ¿De cualquier manera, a cualquier hora y en cualquier lugar? Mejor vean la foto: se ha publicado en la página 15 de Prensa Libre, versión dominical, sección Vitrina Semanal, el 9 de agosto del 2009.
Esto me ha recordado el episodio de Camilo José Cela en el Senado español, hace unos años. Aparte de gran escritor y Académico de la Lengua, don Camilo era un hombre extremadamente agudo y sabía muy bien –así lo dijo cuando lo increparon– que no puede ser lo mismo estar dormido que estar durmiendo, puesto que tampoco lo es estar jodido que estar jodiendo. Parece tener esto una lógica apabullante. Podemos el verbo de alguna de sus muchas acepciones y ciñámonos a la de molestar o fastidiar. Ahora preguntémonos: ¿Por qué se acostó el diputado ahí? ¿No tendrá un su carrito donde hacerlo? ¿No tendrá una su oficinita? ¿No tendrá una su casita o algo parecido? Si hubiera que haber votado en ese lapso, ¿cómo pensaría hacerlo: en sueños o en la realidad? ¿Qué derivaciones tendrá el hecho de ver a un padre de la patria durmiendo a pierna suelta sobre la alfombra roja: solo sociales, políticas, electorales, o también éticas?
¿Qué pasará si un día les entra el sueño a todos los diputados al mismo tiempo? Vean la foto y sigan pensando.

Amable Sánchez

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