El domingo pasado por la noche, el Dr. José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, dijo saliendo del aeropuerto: “Es legítimo pedir justicia”. (Prensa Libre, Guatemala, Lunes 25 de mayo de 2009). Si con esto se refirió a un derecho innato a la persona, estamos de acuerdo; si a un derecho sólo concedido por el Estado, casi como si fuera una limosna, no podemos estarlo.
No se trata, pues, de conceder o regatear un derecho que la sociedad civilizada ha adquirido durante siglos de evolución social y cultural, para lograr vivir en común, de una manera libre y responsable.
Sería incluso inmoral no “pedir justicia”, cuando se percibe que no se respetan y respaldan con transparencia y honestidad los derechos de todos los ciudadanos.
Las diferencias de raza, sexo, generaciones, credos religiosos y otras hacen de la sociedad una mezcla cultural que torna la vida más interesante y estimulante. No necesito un Gobierno que me enseñe cómo tengo que relacionarme con mis vecinos, sino, todo lo más, que me sancione cuando piden justicia porque no los respeto.
Toda la tarea del Gobierno se reduce, prácticamente, a velar por la seguridad, para que los ciudadanos puedan convivir en libertad y pacíficamente.
Erika Bornholt
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1 comentario:
de acuerdo, los derechos basico son inherentes a la persona y el estado debe garantizar su cumplimiento
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